PARTE 3
(...) Ahora ya puedo decir que he conocido lo bueno y lo malo, he vivido la muerte y he muerto en vida, he amado lo odiado y lo odiado lo he reverenciado, y ahora que el camino se acaba, no quiero ser uno más, no quiero soñar, no quiero vivir, no quiero morir, no quiero ser un irracional… tan solo quiero tenerte una vez más… déjame verte por última vez…
He comprado con lagrimas de sudor mi propia escalera al cielo, que peldaño a peldaño subo arrastrándome como la castigada serpiente del Génesis. Yo no he engañado a nadie, pues este sufrimiento no me pertenece, ¡reniego de él y de todo!... déjame besarte una vez más…
La escalera llega a su fin y allí estoy yo. Solo. Desamparado. Moribundo. Huérfano de tu amor. Ahora sé que todo lo que te di no sirvió de nada, pude darte más y no lo hice. Este es mi castigo, el castigo de un Dios… algo que nunca podré detener. ¡Reniego de ti, de ese Dios vengativo que todo lo sabe! ¡te buscaré en el confín del cielo y clavare mi propio puñal de dolor en tu dorso desnudo!. Conocerás el sufrimiento, el dolor, la amargura, la impotencia del querer y no poder.. se hará justicia. Yo seré el vengador de esta historia, crearé mi propia filosofía y sobre tu trono descansaré todo mi poder y ambición. Es la nueva era, el nuevo milenio. Mi muerte será el inicio de mi nueva vida en el cielo… tan solo me queda una cosa por hacer. Esperarla. Volverla a ver una vez más…
“Amigo, ¿dónde vas?” Me dice un gentilhombre que guarda las puertas del Cielo. “Vengo en busca del Señor, de Dios!!” – respondo. Y con el rostro despavorido como si el mismo Diablo salido del ardiente fuego del sufrimiento y del terror le estuviera hablando, responde “Dios… ¡ha muerto!... lo ha matado el hombre… ahora es su hijo quien cuida el Paraíso…”. Clave mi mirada de serpiente en sus aterrados ojos, blasfemé, y mis propias manos ahogaron el llanto de aquel señor que rogaba por su miserable vida. “Yo soy el mal que los hombres hacen…” exclamo mientras mis manos ahogan la vida.
Abriré la puertas del cielo, las abriré por ti… volveré a tenerte junto a mí…
Franqueé las puertas malditas, y allí estaba él, el hijo ilegitimo de Dios. ¡¡Ahora soy yo quien gana!!. Estoy arto de perder siempre la misma carrera, de ser el último en el juego del amor, de ganar siempre a ser el mas irracional… las cosas van a cambiar… Aquel hijo de Dios se dio cuenta de mi presencia, y tan solo me dijo “Este es mi reino, que encierra mi libertad, este es mi reino del que nunca puede escapar. La muerte me hará libre al fin…”. Y así es como él mismo, en un acto de valentía y de honor se degolló el cuello manchando las preciosas nubes de sangre azul… de sangre de reyes… “Ahora que los grandes pilares de la tierra han caído, las cosas van cambiar, ya no hay dioses ni reyes, ahora tan solo existe el eterno retorno, yo desde lo más alto de los cielo os cuidare..” –murmuro-. Tan solo me queda una cosa por hacer… buscarla… encontrarla… tenerla… amarla…
Delante de mí se encontraba el Jardín del Edén. Franquee los enormes portones construidos con la sangre y el sudor de los lacayos de aquel Dios, unos portones de oro macizo decorado con todo tipo de piedras preciosas… Y allí estaba ella, tan bella, tan delicada, tan joven como la última vez que la vi. Los años no habían pasado por ese delicado rostro de porcelana. Sentada junto a la fuente de un bosque jugaba con sus cabellos, lloraba en silencio por un amor perdido… Ella no se había dado cuenta de mi presencia y con una suave voz sacada de lo más profundo de este ser irracional, le dije “Rezo en silencio por tenerte otra vez, hoy logré comprender que al final de mi vida, mi amor, te encontré”.
Con dos lagrimas en los ojos se abalanzó hacía mi y los dos nos fundimos en un mismo ser.
Desde entonces, jamás la he vuelto a dejarla escapar, y vivo mi muerte junto a ella, por los siglos de los siglos…
que grande! cuantos años! el circulo de lectores, fear of the dark, a morir... jajajaja! sigue así.
ResponderEliminar